29 julio, 2009

Homilía en la Solemnidad de Santiago Apóstol


“Venerables hermanos sacerdotes, queridos colaboradores parroquiales, queridos hermanos todos:

La Iglesia de España celebra hoy la festividad del Apóstol Santiago, Patrón de nuestra Nación y de nuestra Comunidad Parroquial. Lo es porque a él le debemos el elemento cardinal en torno al cual se ha organizado y cohesionado esa realidad que hemos llamado España, y que no es otro que el Evangelio y la fe de Cristo, traídos por él en los albores de la Iglesia. Este es el primer dato de la memoria histórica sobre nosotros. Nacimos a la fe y a la cristiandad antes de que se empezaran a formar los pueblos y reinos hispánicos y antes de llegar a constituir entre ellos una nación, alzada sobre la raíz común de la fe cristiana.

Más tarde, el mismo apóstol Santiago vino muchas veces en defensa de esos pueblos españoles y cristianos, amenazados por los pueblos de la Media Luna. España, agradecida, le entregó su protección y su Patronato, para el pasado y para el futuro. Muchos lo seguimos y seguiremos recordando; otros lo han olvidado porque les disgusta la realidad.

En España el mensaje de Cristo es nuestra identidad y nuestro patrimonio esenciales, pero odiosos para las ideologías y los poderes anticristianos. Nuestra religiosidad es un hecho contrastado que, sin embargo, en los últimos años hay quienes están empeñados en desmontar piedra a piedra, como si esta destrucción fuera la condición para poner en pie una entidad nueva. En todo caso, nosotros los cristianos sabemos que ‘uno sólo es nuestro Maestro' y que “hemos de obedecer a Dios antes que a los hombres”, sin colaborar con los poderes antirreligiosos por acción o por omisión. Por otra parte, demasiados signos actuales evidencian que nada civilizado puede construir el hombre de espaldas a Dios. ¿Qué podemos hacer?

La fiesta de Santiago nos anima a vivir con fidelidad la fe católica. Habremos de cargar con la cruz, como nos recuerda el martirio de Santiago, y seremos pocos, pequeños, pobres y perseguidos. Mas entonces se realiza aquello de San Pablo: “cuando soy débil, entonces soy fuerte” (2 Cor 12, 10).

Santiago nuestro Patrono hará que la historia cristiana de España conozca un nuevo renacer, y que la presencia de Cristo y de María, de la que él recibió en Zaragoza el aliento para continuar su misión, vuelvan a ser nuestra fuerza para vivir.

Que este sea nuestro empuje, queridos colaboradores parroquiales: sacerdotes que colaboráis generosamente; diligentes consagradas; entusiastas colaboradores todos: ministros extraordinarios, catequistas, Cáritas, contadores, Liturgia, Vida Ascendente, Adoración Nocturna y Cofradía.

Una palabra de gratitud y cariño a quienes habéis servido desde estas responsabilidades y a quienes ahora lo hacéis, con todo vuestro corazón, por amor de Dios y de la Iglesia. Juntos damos testimonio de vida cristiana, somos católicos y modernos (Juan Pablo II). La grave carencia de vocaciones sacerdotales en nuestra diócesis, hace más urgente nuestro deber de pedirlas al Dueño de la mies, mientras actuamos filial y fraternalmente con nuestros presbíteros, y desempeñamos en la Iglesia y en la sociedad nuestras responsabilidades como católicos. Lo espero de manera particular de vosotros, colaboradores, queridos míos en el Señor, y, en especial, de la renovada directiva de la Cofradía. Gracias, D. Luis Criado, por aceptar gastarte al frente de la Ilustre Cofradía Sacramental de N.ª S.ª de la Soledad y S. Juan. Gracias a cuantos integráis la nueva directiva, en estos tiempos en que no todos se prestan para tomar responsabilidades, ni en la sociedad ni en la Iglesia. Os agradezco vuestra disponibilidad para trabajar por el bien de la Iglesia, por el culto y la transmisión de la fe católica y de la devoción mariana. Seguid mostrando en lo porvenir, que sabéis atender a lo visible y a lo invisible. Dios y María Santísima os lo premien.

Amén”.

D. Francisco Escámez Mañas
25 de julio de 2009
Solemnidad de Santiago Apóstol
Almería